Los CFC's en
la baja atmósfera son inertes y su baja reactividad permite que lleguen
inalterados a la estratósfera, que es la capa que se extiende desde 15km a 50km
de altitud. aprox. Una vez allí la radiación ultravioleta rompe las moléculas
de CFC y libera el cloro existente en la misma. En estos radicales de cloro
intervienen en una serie de reacciones químicas, cuyo resultado es la destrucción
de las moléculas de ozono, con la consiguiente disminución del espesor de la
capa de ozono estratosférica , y cada vez que los volvemos a utilizar el ciclo
se repite.
Un solo
radical de cloro es capaz de destruir 50,000 moléculas de ozono, y dichos
radicales pueden perdurar de 50 a 100 años en la estratósfera.
No obstante
a que estos gases destruyen la capa de ozono, también contribuyen al aumento
del calentamiento global y el efecto invernadero, ya que absorben el calor de
la atmósfera y envían parte de ese calor absorbido de regreso al planeta, y por
ende colaboran con el cambio climático tan brusco que se está viviendo
actualmente.
El calentamiento global, ha traído como consecuencia el derretimiento de los glaciares y de las láminas de hielo que cubren la Antártida; y esto conlleva a un aumento del nivel del mar. Se estima que para finales de este siglo, dicho nivel se pueda acrecentar entre 18 y 59 cm. También se ha registrado un incremento en la temperatura, y por ende un calor excesivo, que perjudica tanto a los seres humanos como a los animales.
Si este calentamiento continúa se espera que los polos sigan derritiéndose, los huracanes y las tormentas se harán más fuertes, las inundaciones y las sequías seguirán aumentando, la extinción del agua dulce se hará mayor cada día, los ecosistemas cambiarán, algunas especies tendrán que trasladarse y las que no puedan podrían extinguirse.
¡CUIDA NUESTRO PLANETA!